Elecciones europeas

5 06 2009

europaEn visperas electorales europeas se celebra el «Día Mundial del Medioambiente» y al hilo de esta coincidencia se me ocurre una reflexión porque en ambos casos atisbo una contradicción, cuando menos personal. Los días mundiales existen pero no deberían existir, ya que su misma existencia no es sino reflejo del fracaso, o lejanía para alcanzar lo deseable, en aquella materia de la que se trate. En cualquier caso juegan su papel a la hora de contribuir a la conciencia colectiva sobre aquello que tratan. En el caso de Europa también me produce una especie de contradicción, a mí que tengo claro aquello de piensa en global y actúa en local. Se me queda excesiva como espacio de acción local y escasa para el diseño global de un mundo más habitable (por ejemplo deja fuera demasiadas culturas, identidades, modelos económicos o sociales). En este sentido y por que se encuentran en las antípodas de mis pensamientos es un instrumento perfecto para quienes pretenden alejar la toma de decisiones políticas de los ciudadanos y ciudadanas pero quieren llevar éstas a un marco amplio que ya permite incidir de forma efectiva sobre un mundo cada día más globalizado. Y por supuesto hacerlo marcando estilo y consolidando los modelos de dependencia de unos continentes respecto a otros y de unas clases sociales respecto otras.

Pero al igual que con los días mundiales y ya que de momento es este el tinglado que tenemos montado, quiero reconocer que hay cosas positivas que la construcción europea nos ha aportado y algunas tienen que ver con las cuestiones de medioambiente. Porque positivo me parece que hayan impulsado directivas o legislado de una forma bastante más avanzada de lo que querían países como Aragón o estados como el español. En cuestión de aguas o espacios protegidos siempre recordaré el agarradero que allí encontraron los abogados para la declaración de ilegalidad de Itoiz. Esas mismas normativas fueron claves para la pelea contra los trasvases del Ebro o condicinaron el abastecimiento de Zaragoza obligando, para recibir fondos europeos, a desvincularlo del recrecimiento de Yesa. También sirvieron para imponer cierta sensatez y obligar a replantear los indiscriminados incrementos de regadíos planteados en Monegros. Y, por supuesto, dieron un empujón a la mejora de las aguas de las que nos abastecemos en pueblos y ciudades. Seguro que hay muchas más causas justas que no conozco pero que han encontrado amparo en el paraguas de esa legislación que, posiblemente influida por los aires del norte, ha resultado más avanzada que la que hubieran materializado muchos estados.

Tampoco es desdeñable el impulso a cuestiones como el tratamiento de resíduos, políticas de transporte, formación y educación de los jóvenes, reurbanización de espacios degradados y un largo etcetera. O debo resaltar la importancia que tienen a medio plazo informes como el coordinado por la eurodiputada Margrete Auken poniendo a caldo el modelo de especulación urbanística por aquí aplicado en los últimos años. Y por supuesto, sin llegar ni mucho menos a la perfección, ha jugado un papel activo en la protección de las lenguas minoritarias o ha dado cobertura, en el caso concreto de Aragón,  a quienes han acudido reivindicando una legislación para el aragonés o catalán.

Así pues no es esta Europa mi marco de referencia preferido, y la campaña electoral y trabajo que allí realizan los mayoritarios PSOE-PP es para echarse a correr y descreerse de la acción política pero, me guste o no, desde allí se decide mucho de lo que me afecta en el cada día. Por eso sí que creo que hay que votar y yo desde luego lo haré por CHA enmarcada en la Coalición Europa de los Pueblos-Verdes.


Acciones

Information

Deja un comentario