Con la actual gestión tiene unas pérdidas de 450.000 euros anuales y por lo tanto nos cargamos el matadero municipal. Este ha sido el argumento esgrimido por el PSOE para, utilizando el útil brazo de que se ha dotado para gestionar los lados ideológicamente oscuros de su hacer político, cargarse este servicio público. La decisión está tomada y tan sólo nos queda esperar a la escenificación de qué ocurre con los trabajadores que ahora se ocupan de este servicio, qué ocurre con los bienes (edifico, suelo, equipos,…) cuando se desafecten ( palabreja que se utiliza para decir que los mismos pasan a poder ser vendidos, alquilados o lo que sea ) y quien puede estar en primera instancia dispuesto a continuar, desde la iniciativa privada, con esta actividad en la ciudad.
Estamos en el comienzo, aunque tal vez algunos lleven ya unas cuantas zancadas avanzadas, de una nueva historia de privatización de servicios públicos históricos. La trayectoria del proceso vuelve a ser de libro. Se deja languidecer un servicio haciendo que durante años se vaya deteriorando por falta de gestión (es imposible que un capataz, por muy buena intención que tenga, sea capaz de dirigir cuestiones como la comercialización de lo que produce un matadero), se ponen encima de la mesa argumentos incidiendo en los nuevos tiempos que corren donde la iniciativa privada es capaz de dar servicio a casi todo y que por ello la acción pública debe ir haciéndose a un lado, se adorna con el caramelo del ahorro que supondrá para las arcas municipales la medida y se termina certificando que aquello que no ordena la ley hacer ( los mataderos se hallan entre las competencias que pueden ejercer los ayuntamientos pero que no son obligatorias ) es inmediatamente candidato a dejar de hacerse. El PP aplaude con las orejas una medida que encaja perfectamente en su ideario pero ¿ qué hace el PSOE transitando por estos caminos ?. A estas alturas no me sorprende pero me disgusta que alguien que se autocalifica de izquierdas, y en su seno alberga abundantes personas que lo son, se convierta en el mejor aliado del huracán privatizador que padecemos.