Estos días me he relajado un poco a la hora de apuntar líneas por las que yo creo que debe avanzar en debate respecto a cómo articular el ocio en general y en particular el nocturno. Mientras he aprovechado unos días de descanso en mi tarea educativa para acercarme por Burgos y Bilbao. Soy de los que, generalmente, cuando vuelvo de estos viajes lo hago con una sana envidia de los cascos históricos que visito. Ellos son una parte importante a la hora de hablar de ocio y en estas dos ciudades me ha agradado lo que he visto.
De Bilbao recuerdo mi visita hace un montón de años donde las siete calles eran el cobijo de lo que se daba en llamar el barrio chino. Ahora ese espacio es referencia a la hora de entender una tarde-noche de tapas y pinchos. Con esa tipología de locales la hora de cierre no fue muy tardana y eso que era viernes de Carnaval. Por cierto tuvimos una agradable estancia final en un local cuyo propietario me recordaba en mucho al ya fallecido Imanol. De Burgos señalar que también la recordaba de aquellos mismos lejanos años y que el cambio ha sido tremendo con una cantidad de calles peatonalizadas espectacular. La noche no llegué a conocerla pero poca actividad debía haber en las calles con el frio que se mete en el cuerpo. En todo caso una primera conclusión: cascos históricos con calles peatonalizadas y locales comerciales y de hostelería donde predomina el tapeo es algo que funciona. Lo contrario de lo que ocurre en Huesca con nada peatonalizado, más que unos cuantos locales de copas y escasez de los mentados de tapeo. Lee el resto de esta entrada »