Ayer estuve en Zaragoza en un homenaje que desde APUDEPA se le hacía a Emilio Gastón en Casa Emilio. Uno de esos actos amigables y gratificantes para los que, desgraciadamente, encontramos cada vez menos tiempo pero son los que de verdad nos reconcilian con nuestra condición HUMANA que se va perdiendo en la maraña que tejen los compromisos del cada día. A mí me tocó hablar en nombre de la Asociación Río Aragón y, sobre todo, en nombre de Artieda. Sobre todo para decirle GRACIAS EMILIO.
Parece que las historias negras siempre tienen que repetirse y después de 27 años nos vemos de nuevo inmersos en un proceso de alegaciones a una propuesta de recrecimiento del embalse de Yesa. Hemos ido ganado mucho desde aquellas fechas y confío en que ésta sea la definitiva a la hora de tumbar un proyecto caduco, irracional, insostenible e injusto, además de una aberración económica que nos costaría más de 250 millones de euros. Como le dije a él, hace 27 años que unos jóvenes de Artieda andábamos un poco confundidos a la hora de decidir que podíamos hacer ante aquel marrón que nos habían echado encima de la mesa. Inténtabamos ir a una con los de Mianos y sobre todo los de Sigüés para alegar pero aquel abogado buscado por ellos, creo que se apelliadaba Sin o algo así, nos iba metiendo en cuestiones como el precio por hectárea y la forma de sacar más dinero para la restitución (evidentemente él cobraba un porcentaje sobre lo que se consiguiera de más). Y en estas, no recuerdo muy bien como, llegó Emilio y nos dijo ¿y porqué no os oponéis?, a estas cosas hay que decir que no. Él fue el que nos abrió los ojos a algo que, en el fondo, era lo que nosotros queríamos pero nos parecía casi imposible abordar. Él fue el que nos empezó a dar los primeros argumentos y él fue el que nos introdujo en la dura batalla legal que nos ha llevado décadas y que desgraciadamente no nos terminó dando la razón pero ha servido para que hoy tengan que volver a hacer todo de nuevo y nos encontremos mucho mejor preparados para hacerles frente.